Rescatistas recuperaron el miércoles decenas de cuerpos quemados de los humeantes escombros del edificio contra el que colisionó un avión de la aerolínea TAM, en la peor tragedia aérea en Latinoamérica y que dejó unos 200 muertos. El avión accidentado, un Airbus 320, transportaba 186 personas, entre ellas un bebé, hacia el aeropuerto doméstico de Sao paulo, Congonhas, y con su capacidad completa derrapó en su aterrizaje para terminar incrustado en un edificio de la propia TAM fuera de los límites de la terminal aérea.
Los bomberos, además de decenas de cuerpos calcinados, localizaron también una de las dos cajas negras de la nave de la compañía aérea brasileña.
El vuelo 3054 siniestrado cumplía el trayecto entre la sureña ciudad brasileña de Porto Alegre y Congonhas, la terminal aérea de mayor movimiento de Brasil.
Bomberos estiman que al menos 200 personas habrían muerto en el accidente, incluyendo víctimas fuera de la nave. Hasta horas de la tarde habían sido recuperados 175 cadáveres, mientras que otras tres personas murieron en el hospital.
El avión terminó su fatal carrera explotando en el edificio tras cruzar una transitada avenida a la vera del aeropuerto y chocar con una gasolinera.
"No se sabe qué es de un edificio, que es de otro, qué es de la gasolinera, qué es del avión, qué es pasajero muerto. Todo se volvió una cosa sola," dijo a Reuters el médico Douglas Ferrari, quien trabajó en el lugar del accidente rescatando cadáveres.
La colisión revivió el recuerdo de otra tragedia aérea que tuvo lugar en Brasil hace 10 meses y renovó las críticas al Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva por lo que expertos califican como omisión de su administración en el manjo de la crisis del sector de la aviación en el país.
Lula decretó tres días de luto pero no realizó apariciones públicas desde el accidente, aunque su ministro de Justicia, Tarso Genro, dijo que el mandatario ordenó a la policía investigar si la principal pista de Congonhas, donde se inició el desastre, estaba en condiciones de operar.
Expertos en seguridad aeronáutica afirmaron que la pista, que había pasado por una reciente reforma por problemas de drenaje, no era aún totalmente segura en días de lluvia.
"Mientras los resultados de las investigaciones no sean concluidos, lo mejor será mantener la sobriedad y evitar juzgamientos precipitados," pidió a través de una nota el cuestionado ministro de Defensa, Waldir Pires.
En tanto, el presidente de TAM, Marco Antonio Bologna, dijo a periodistas que Congonhas, que tiene un largo historial de accidentes, es un aeropuerto seguro y evitó establecer cualquier vinculación entre las condiciones de la pista de la estación con el siniestro.
Tambien informó que todos los pasajeros del avión accientado murieron, al igual que al menos tres empeados de la aerolínea que estaban en tierra.
PIDEN RENUNCIA
Varios legisladores solicitaron el miércoles la renuncia de Pires, que tiene bajo su órbita al ente regulador del sector aéreo y a la empresa estatal operadora de los aeropuertos.
Muchos de los 175 cadáveres estaban carbonizados total o parcialmente.
En el edificio de TAM donde se estrelló el avión trabajaban casi 400 personas en diferentes turnos.
La aerolínea dijo por medio de una nota que cinco de sus empleados en el complejo están desaparecidos. También informó que transportó hacia Sao Paulo a parientes y amigos de las víctimas.
El aeropuerto de Congonhas reabrió el miércoles sus operaciones, aunque con restricciones de tamaño y peso de aviones al operar solamente con una pista auxiliar.
Pasajeros esperaban vuelos en esa terminal a pesar del miedo reinante, mientras aún era posible sentir un fuerte olor a quemado provocado por el siniestro.
"Acabó de caerse un avión, no hay como no tener miedo. Con estos atrasos la solución es viajar en automóvil," dijo a Reuters la empleada pública Jose Lenza.
Las acciones TAM se derrumbaron el miércoles un 9 por ciento, mientras que los títulos de su principal competidora local, GOL, retrocedieron un 2,6 por ciento.
CRISIS AEREA
El aeropuerto de Congonhas opera cerca del colapso, según legisladores que integran una comisión en la que se investiga el estado del sector aéreo brasileño, que está sumido en el caos desde hace meses.
"Era una tragedia anunciada," dijo Sandra Assali, presidenta de la asociación brasileña de amigos y familiares de víctimas de accidentes aéreos.
Congonhas registró varios derrapes de aviones este año, tornándose un símbolo del desordenado sistema de transporte aéreo del país, donde son habituales los atrasos y cancelaciones de vuelos.
La pista principal de esa terminal fue reasfaltada y reabierta a fines de junio tras haber estado unos 45 días cerrada por reformas.
La reapertura se realizó sin que se hubiera completado un trabajo de ranuras para dar más adherencia a los neumáticos de los aviones en los aterrizajes, reconoció la empresa estatal Infraero, que opera los aeropuertos del país.
En Brasil aún están frescos los recuerdos del desastre aéreo de septiembre pasado, cuando un Boeing 737 de Gol chocó en el aire con un jet ejecutivo sobre la selva amazónica dejando 154 muertos.
Hasta este martes, el peor accidente aéreo en Latinoamérica había sucedido en 1996, cuando un Boeing 757 se estrelló en República Dominicana matando a 189 personas.