martes, agosto 22, 2006

Correrias de un sabado

El sábado fue un día algo agitado. Después de la calurosa bienvenida (o debería decir “Bien-venida”, jejeje ^-_-^) que le di a Shin el viernes en la noche, no pude dormir. Me quede viéndolo por horas, antes de poder conciliar el sueño. Hasta las 5:00, que el se despertó… lo demás lo dejo a la imaginación. Como a las 7:45, mas o menos, nos despertamos, y estuvimos en un cachondeo riquísimo, hasta que nos metimos a bañar, y le hablamos a Isaac para que hiciera lo mismo.
Ya después, nos llamo
Robin, diciéndonos que en donde andábamos pues pasaría por nosotros para ir por el Peugeot 206 de Shin. En el camino a recoger el Peugeot, nos pusimos de acuerdo con Lalo y Manuel para un almuerzo en Plaza Moliere. Shin llamo a Kike, pues quería verlo de nuevo y despedirse de el. Poco tiempo después, nos dimos cuenta de que faltaba un papel para recoger el carro que Robin había olvidado en su casa, así que nos enfilamos hacia allá.
Regresamos por el Peugeot, y nos enfilamos a recoger a Kike, lo cual hicimos en la glorieta de Camarones. Ya con Kike a bordo del Peugeot de Shin, continuamos nuestro viaje hacia plaza Moliere. Le avise a Lalo y a Manuel que éramos mas, que íbamos a ser 7. Un almuerzo riquísimo en el Palacio de Hierro, lleno de plática entre amigos.
De ahí, a dar una vuelta por el Palacio, el cual es una tienda departamental del estilo de Liverpool y Sears.
Salimos de ahí un poco tarde, aprovechamos para pasar a Zona rosa a imprimir el itinerario de viaje de Shin, y de paso me compre un te helado con sabor frambuesa de Starbucks.
De ahí, dejamos a Kike en el mismo lugar en donde lo recogimos, y enfilamos para Irapuato para ver a
Tremas, no sin antes pasar por unos Subway a Mundo E, y a dejar el Peugeot de Robin a casa de uno de sus amigos.
Nos fuimos en el Peugeot de Shin, manejo Robin. Antes de salir de la ciudad, pasamos por unas bebidas al OXXO, y a cargar gasolina, para después tomar la carretera. Nos toco un clima lluvioso, sin embargo, esto no demerito en nada la calidad de manejo de Robin.
Mientras tanto, Shin y yo íbamos en el asiento de atrás. Este viaje fue genial. Nos abrazamos y nos besamos todo el camino.
Nos paramos en un OXXO, a comprar dulces y chocolates. Ahí se me acabo todo mi capital. Le compre a Shin unas galletas y unos chocolates. Yo me compre unos chocolates, galletas, paletas y tamarindos, además de una Coca.
Mi intención de comerme los dulces no se llevo a cabo, pues fui vencido por el sueño. Me recosté sobre las piernas de Shin, y el me acurruco ahí. Algún tiempo después, me puso una almohada para que no me lastimara la cabeza. Desperté en la entrada de Irapuato, por no se que cosa. Para esto Isaac ya manejaba. Nos perdimos, e Isaac se puso frenético, se fue dos veces en sentido contrario, y quería echar arrincones con un Mondeo, a lo que Shin lo calmo, mientras Robin gritaba “¡Auxiiillliiiooo!”. Algo bastante gracioso y divertido, si me permiten decirlo.
Después de ubicar la plaza en donde Tremas se encontraba, lo fuimos a buscar. Nos llevo a un lugar llamado “Barzzito”, que es una mezcla entre café, bar y discoteca, muy interesante. Según comentó Tremas, es de lo más chic de Irapuato. Tremas nos estuvo platicando de su vida, del nacimiento de Merboy, su tira cómica, la cual se esta publicando en Denver, y de algunas visiones y puntos de vista de varias cosas.
En este lugar pase una de las experiencias más raras: una chica se me quedo viendo. Yo por cortesía le sonrío, se sonríe y platica algo con una de sus amigas. Yo sigo en lo mío, en la plática con Tremas, Robin, Isaac y Shin. De repente, siento que alguien me mira. Es la misma chica. Yo solo me volteo, y trato de hacer caso omiso de que me ve, lo cual me resulta imposible. A tal grado llega la insistencia de la susodicha, que me puso histérico, yo solo quería que alguien, quien fuera, me la quitara de encima. Me tuve que levantar al baño, y por fuerza tenia que pasar cerca de su mesa. Sentí como su mirada se depositaba en mis nalgas. En un momento dado, llegaron varios amigos de esta niña. Respire aliviado, pensando que ahí se acabaría la cosa. Estaba muy equivocado, pues la tipa seguía viéndome, aunque si le bajo a las miraditas cuando llegaron sus amigos.
Seguimos con la plática un rato más, y después nos fuimos a buscar hotel para dormir. Tremas nos recomendó uno, estuvo bien. Después de instalarnos en las habitaciones, salimos a buscar unos hochos para cenar. Yo, como siempre, me comí uno. Los demás dos. Después nos retiramos a nuestra habitación Shin y yo. Comentamos sobre el incidente con la monita esta. Me dijo que se sentía feliz, pues el sabia que esa tipa solo podría mirarme, mientras que el me tenia.
Después de un rico faje, nos dormimos. Para esto ya eran las 2:00 a.m. del domingo. Despertamos 5 horas después. Estuvimos jugueteando un rato, y a eso de las 9:00 nos metimos a bañar. Un baño largo, y lleno de amor. Nos acabamos de arreglar; Shin escogió mi ropa para regresarme, y yo escogí la de el.
Bajamos a entregar las habitaciones, y a buscar un lugar para desayunar. En eso, la encargada, nos dijo que podíamos desayunar en el hotel, que la noche incluya el desayuno tipo buffet. Desayunamos, y de ahí nos dirigimos a buscar un cajero para que Shin sacara algo de dinero. Lo encontramos y de ahí, a la central de autobuses, a comprar el boleto de regreso.
Después, la despedida. No fue tan dolorosa, aunque por primera vez noté la tristeza de Shin; las veces anteriores no la había notado. Yo estaba triste y se notaba, lamentablemente soy muy transparente. Nuestro autobús tardaría 45 minutos en salir, Isaac y Shin tenían que irse en ese momento para llegar lo más temprano posible a Chihuahua. Los acompañamos Robin y yo hasta el carro. Ahí, Shin y yo nos despedimos. Fue un abrazo largo, seguido de un beso lleno de amor. Me despedí de Isaac, y le pedí que lo cuidara por mí. También noté que Shin le pedía a Robin que me cuidara. Pocos momentos después se fueron. Note que Shin iba despacio, como que quería verme entrar a la Terminal. En un momento dado, alce la mano, y le dije adiós. El hizo lo mismo. Sonreí, aunque esta sonrisa tenía cierto dejo de tristeza. Robin compro unos cigarros y nos salimos a fumar, en espera de que el autobús estuviera en el andén.
Solo puedo decir que fue uno de los mejores días de mi vida.
Shin: Gracias, amor. Por todo.

3 comentarios:

AstronautaFlotando dijo...

Esos días en que pasan mil cosas de forma tan rápida que tienes que disfrutarlas los siguientes días me gustan mucho :p qué chido que se amen tanto ;)

Miguel dijo...

Que raro. Con tanto estar sentando en el Peugeot, es para que se te hubieran aplanado... las nalgas...

Doffo dijo...

Astronauta:
Si, son horas con un valor de un 500% =P
Gracias por las porras. Se hace lo que se siente, y en este caso es mucho. ;)

mike:
Pues no, fijate, no se me aplanaron. Se me aplanaron, pero por la mirada de la tipa esta.