A cold week

Esta última semana, ha hecho un frió endemoniado. Y todo por las dos ondas frías que han llegado desde el polo hasta acá, haciéndonos la vida fría y pesada. Aunque los políticos no se pueden quejar, el desastre en la zonda de Campeche no pudo llegar en un momento mejor para justificar su ineficiencia, pues los botes que sirven de escape para los trabajadores (los famosas "mandarinas"), tenían diez años de caducidad. Y ahí se andan echando la bolita.
Pero este no es el tema principal. A lo que yo iba con esta introducción, es a comentar como vivimos los mexicanos este frió. No falta con que taparnos, cualquier cosa es buena. He visto a varios tipos y tipas con el abrigo negro carísimo y que solo sacan en ocasiones muy especiales encima, esto debido al frió que ha llegado al país.
Las cafeterías están llenas. Muestra de esto es el Starbucks al que acudo regularmente. De estar medianamente lleno, las ocasiones mas recientes que he asistido, esta atascado, no solo lo que es el área de cobro y entregan sino el lugar en general. Hasta están apartando los lugares en los sillones. Hace un momento me tocó ver una pequeña discusión entre una señora asiática de edad avanzada y una chica rubia, la cual había dejado su bolso tamaño XL en el sillón, apartando el asiento donde dicho bolso se encontraba. Total, que la china esta se fue ofendida al Sanborns mas cercano, dejando a su vástago, el cual es mínimo 10 años mas grande que yo, trabajando en su computadora.
Otra característica muy interesante es el nivel de gente en las calles en la noche. El viernes pasado, por ejemplo, vi las calles vacías en la noche, siendo que siempre se ve gente en ellas, echando relajo, reuniéndose, o simplemente matando el tiempo en infinidad de asuntos sin importancia.
Así se vive el frió en la capital mexicana.