viernes, mayo 11, 2007

Mazda Kabura

Cuenta la leyenda que el inicio de las mitológicas batallas en el antiguo oriente estaba marcado por un sonido: “kaburaya”, éste era producido en una especie de grito que surgía de una flecha en llamas y que indicaba el inicio de la ofensiva.
Es en este sentir y siempre con un espíritu innovador, que Mazda pretende mostrar el futuro de sus vehículos.
Manejar un concept car no sólo es una de las experiencias más interesantes y exclusivas que se puedan vivir, sino que además, por lo novedoso del Kabura, nos pudimos trasladar al futuro para conocer muy de cerca cómo es que podría ser la siguiente generación de autos deportivos.
Faltaba poco para que pudiéramos ver los primeros rayos de sol caer sobre la Ciudad de México, con lo que se consiguió una atmósfera mágica y completamente fuera de lo común.


En compañía de Juan Urrutia, gerente de relaciones públicas en Mazda de
México, comenzamos a bajar el auto de la plataforma, que aunque cubierto con una sábana blanca, ya revelaba sus espectaculares formas. Una vez que estaba listo y al descubierto, la emoción y el ansia eran incontenibles.
Apenas dimos unos pasos hacia el Kabura, y en un instante ya nos encontrábamos inmersos en una película futurista.
Abrimos la puerta y la sensación fue como ser el personaje protagónico de Will Smith en su Audi RSQ de “I, Robot” o bien Tom Cruise en su Lexus deportivo de “Minority Report”.
En una expresión muy al estilo de Carl Sagan en su novela “Contacto”, quizás también debieron mandar a un poeta, pues es difícil encontrar las palabras adecuadas para describir lo maravilloso que se siente estar ante un auto como el Kabura.


Desarrollado como el primer concepto de coupé compacto de la marca en este siglo, el Kabura es el resultado de la creatividad de Franz von Holzhausen, director de diseño de Mazda en Norteamérica.
Su objetivo principal para este proyecto fue crear un automóvil que pudiese encajar entre el MX-5 y el deportivo RX-8, “atacando” a un público joven.
Elementos que en la actualidad quizá sólo serían aceptadas por dichos grupos, abundan en los detalles del Kabura. Líneas musculosas y fluidas predominan por fuera y por dentro, aunque quizá lo más destacado sea el acomodo de los pasajeros.
3+1 es la configuración elegida, una fórmula resultado del estudio de los usos más comunes entre los jóvenes: casi siempre solos, y, si van acompañados de alguien más, las estadísticas dicen que serán dos personas, por lo que la cuarta queda relegada al “+1”.
Esto se traduce en un conductor que siempre tendrá una excelente posición de manejo, con todos los instrumentos y pantallas de información enfocados hacia él.

Removiendo la guantera y minimizando el panel frontal, el lugar para del primer pasajero se desplazó hacia delante, brindándole casi el mismo espacio en todas direcciones al tercer pasajero. Por su parte el cuarto tripulante (+1) tendrá un pequeño y casi imperceptible lugar justo por detrás del conductor.
Gracias a esta novedosa configuración, el acceso al vehículo también cambia, dejando la tradicional puerta larga de coupé al lado del piloto y un par al extremo opuesto, algo similar a la solución del RX-8, pero la segunda y pequeña puerta no es estilo “suicida”, sino que ahora al abrirse electrónicamente con un botón, se oculta automáticamente dentro del poste “B”, dándole un carácter asimétrico único hasta ahora.
Cuando estamos colocados ante el volante todo es nuevo, el acomodo, los materiales, las sensaciones, la tecnología… es un auto del futuro, en nuestras manos, hoy.
Con sólo pulsar un botón enciendes el motor, un 2.0 litros atmosférico de 150 caballos de potencia, y antes que el sonido del escape llegue a tus oídos, una descarga de adrenalina ya corre por nuestras venas preparando los instintos básicos para la emoción de lo que viene. Comenzamos a andar y nos olvidamos de del presente y de la realidad. La atmósfera es más mágica aún, la tenue luz del amanecer entra por el techo acristalado.
Todos, sin excepción, voltean a vernos como si fuéramos alguno de los famosos antes listados, y no faltaron más de dos que al vernos dentro del Kabura no perdieron la oportunidad de “retarnos” con sus motores, un efecto que definitivamente no esperábamos.

Tenemos claro que estar frente al volante del Kabura es excepcional, pero lo que aún no se ha dicho es la realidad vista desde un punto de vista técnico y sereno. Una vez que las emociones se han apaciguado, no pudimos evitar analizar el auto.
El Kabura es uno de pocos prototipos que no sólo son modelos de exhibición, a diferencia de los que únicamente son “montones” de arcilla, fibra de vidrio, plásticos y mucha pintura, éste, es un vehículo funcional, fabricado sobre la base de un MX-5 y perfeccionado hasta llegar al innovador concepto que conocimos.
Si bien el auto se puede mover, no está diseñado para ser conducido, sino más bien para cumplir con las funciones básicas al trasladarlo de exhibición en exhibición. Todo el sistema de iluminación es controlado por una pequeña caja de interruptores conectada a través de un “cordón umbilical” al tablero, por lo que de ser necesario, habrá que encender cada luz independientemente.
Por su lado, los asientos, además de ser muy bonitos, apenas pueden acomodar a sus pasajeros, pues no cuentan casi con ningún tipo de ajustes, llegando a ser cansado e incómodo.


La caja de velocidades, anunciada con seis cambios, tiene recorridos de palanca muy estrechos entre marchas, llegando a confundirnos tanto que no sabemos si estamos introduciendo reversa, primera o tercera velocidad; y si a todo esto le sumamos que los frenos apenas podrían detener un triciclo, el Kabura es el auto más complicado de manejar sobre el que hemos estado. Tenemos claro que todos estos “detallitos” se deben a que el vehículo es tan sólo un prototipo para exhibiciones, por lo que el hecho de que ni siquiera podamos ver hacia atrás con los espejos laterales –no tiene espejo retrovisor-, es lo que menos importa.
En definitiva, todo el conjunto de emociones, sensación de exclusividad, visión del futuro y nivel de experiencia que nos dejó manejar un auto como este, supera con creces los detalles incómodos de la conducción.
A fin de cuentas, el Kabura es un auto único que representa el futuro de la marca, al menos cuanto a aplicaciones tecnológicas y soluciones se refiere, su producción costó cerca de millón y medio de dólares y no hay nada que se le compare.

No hay comentarios.: